miércoles, octubre 21, 2015

Negarse


pequeños poemas obreros que se derrumban
la respiración de la vieja cafetera y su desecho
el libro de piedra sobre el que crece el musgo más verde de la ira
el aroma enfermo de la naftalina
el llanto de las nueces llamándome
tus piernas que se hunden entregadas en mi memoria
tu nombre devorado por mi sexo
Borges que viene desde el cielo
las tazas limpias del desayuno
la sombra que me gustaría proyectar
cuchillos afilándose contra el silencio
el pulso irregular de las muñecas
el ruido del deseo que remonta
el retrato insaciable de los muertos
las blancas y altas máculas de la tarde
el desordenado incendio de las sílabas
no el miedo, su naturaleza que turba y desespera
el olor a pescado de la cena
la noche que no duerme

las palabras que se niegan
aunque el poema ya exista.

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